¿El ron edulcorado sigue siendo ron?

Muchos rones originarios de países ajenos a la Unión Europea están empezando a ocupar un espacio cada vez mayor en los mercados franceses y europeos del ron. Aunque en estos momentos pueda parecer que el mercado del ron blanco está cercano a la saturación, el mercado del ron añejo se está expandiendo y seguramente varios rones no producidos en la UE tendrán incrementos por encima del crecimiento de mercado en los años venideros.

Su creciente éxito se debe a:

– La investigación que llevan a cabo los consumidores sobre nuevos productos y sabores.

– Precios de venta atractivos.

– Embalaje, comercialización y relaciones públicas de calidad. De hecho, los principales importadores son conocidos por su experiencia en esta área.

– Un gusto denominado “gourmet” por los consumidores, bastante diferente del gusto de los rones tradicionales de los territorios de ultramar de Francia, que se caracterizan por sus potentes aromas, tanto en boca como en nariz.

No se pueden criticar las primeras tres razones. Es más, depende de los productores, entre los que se incluyen los productores de los territorioshipster-saccharumde ultramar de Francia, crear productos atractivos y acordes a las tendencias actuales para poder venderlos, y ofrecer a los consumidores la mejor relación calidad-precio. Sin embargo, en lo que se refiere a los sabores gourmet, tengo mis dudas. De hecho, estos sabores a menudo se crean añadiendo una enorme cantidad de azúcar (hasta 51 gramos/litro) al producto antes de embotellarlo. Sin embargo, las regulaciones europeas (regulación 110/2008) y francesa no permiten el edulcorado, sino únicamente la adición de caramelo antes del embotellado para cambiar el color de los productos.

La ley francesa es mucho más precisa, prohibiendo la adición de azúcar por encima del 2% de oscurecimiento (en otras palabras: la diferencia entre el porcentaje natural de alcohol por volumen al 20% y el porcentaje real de alcohol por volumen al 20%).

Nuestra organización interprofesional llevó a cabo un análisis de diversas marcas de ron, tanto de los territorios de ultramar de Francia como de las importaciones. Los rones de los territorios de ultramar de Francia respetan estas reglas tan restrictivas (una cantidad indetectable de azúcar y un oscurecimiento normalmente inferior al 1,5%). Los rones de países no pertenecientes a la UE, incluyendo las marcas más renombradas, presentan hasta un 12% de oscurecimiento y seis veces la cantidad autorizada por la regulación francesa. La pregunta que se debe formular es, por lo tanto: ¿Hasta cuánta cantidad de azúcar añadido la bebida que se introduce en el mercado es todavía “ron”, y no un “licor”?

La respuesta la proporcionan la Regulación Europea 110/2008 y la regulación francesa: cualquier bebida alcohólica de caña de azúcar con azúcar añadido no es ron, sino un licor o bebida espirituosa basada en la caña de azúcar. Y, lo que es más, como ocurre con cualquier producto de origen agrícola, aunque la adición de azúcares aumenta realmente el deseo por el producto, también plantea la cuestión de la salud del consumidor, ya que está bebiendo grandes cantidades de azúcar sin darse cuenta. La Comisión Europea quiere que se dispongan etiquetas nutricionales en los vinos y bebidas espirituosas, para permitir que el consumidor evalúe el impacto que su consumo de vino o espirituosos tiene en su ingesta nutricional diaria. 

Si vamos más allá del asunto de la salud pública, mis colegas y yo también nos cuestionamos la relevancia de establecer regulaciones a las que nosotros estamos sujetos (y debido a las cuales debemos someternos a numerosas inspecciones) y las cuales, evidentemente, parecen no preocupar a nuestros colegas de países no pertenecientes a la UE. Lejos de desear impedir el acceso de rones de países ajenos a la UE a los mercados francés y europeo a través de normas regulatorias, simplemente queremos que se les haga cumplir las reglas a las que nosotros estamos sujetos, en concreto las relativas al etiquetado. 

Existe un riesgo muy alto de que la aplicación de las estrictas reglas francesas y europeas solo a los productos de los territorios de ultramar de Francia (y, por lo tanto, de la UE) marginalice dichos productos, al permitir que los consumidores piensen que un buen ron envejecido debe necesariamente endulzarse. De este modo, los rones de los territorios de ultramar de Francia corren el riesgo de verse restringidos a un nicho de mercado en el que les resultaría muy difícil sobrevivir.

Parece extraordinario que, una vez más, nuestra profesión deba luchar contra la inercia de los poderes públicos de Francia y de la UE para garantizar que se respeten las reglas comunes, mientras para nosotros es obligatorio respetar estas reglas, incluso para los rones importados.

 

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